Epílogo II



Rosa dibujó con fuerza el punto final de la frase y de su intento de diario personal. Allí, sentada en el escritorio de su hermana, con la pluma en una mano y una cuchara en la otra, tuvo lo certeza de que no escribiría ninguna palabra más. La afilada estilográfica había atravesado varias páginas, en dirección al centro de ese cuaderno de páginas blancas que era el Mundo, y seguía ahondando en su negrura con una ortografía espiralada.
“No sirvo para esto”, se dijo la chica, abandonando así cualquier esperanza de poder limpiarse en el papel su tristeza. Sí se limpió la boca con una servilleta; dejó la cuchara sobre el plato donde aún había media porción de tarta, y cerró para siempre la tapa de aquel diario de capítulos numerados, comenzando por el “1” y acabando en fiasco.
La canción de la radio aún tenía eco en sus oídos. De la planta baja llegaban el ruido y la luz de la tertulia de los adultos, que aún no pensaban irse a la cama; seguían discutiendo cómo arreglar el Mundo, y al hacerlo se sacudían la incomodidad de saber que jamás lo intentarían en serio. A través de la ventana, aún escarchada de aguanieve, se colaba una luz muy diferente, lunática e irisada…, y ningún sonido excepto el silencio ancestral de la Campiña Celeste.
Rosa se miró en el espejo de aquel escritorio-tocador, esquivando los recortes de Cuentos de Hadas para hallar su reflejo y el de parte de la habitación. Ninguna muela despuntaba aún en el hueco que tenía en la boca desde hacía más de un año. Las ojeras, nigérrimas. Tanto pelo rosa le daba calor. Le dolían un montón las alas. Azul, espectral y quieta, la miraba desde el otro extremo del dormitorio; Rubí y Esmeralda, sentadas en la cama, se cogían de la mano en un gesto mudo pero elocuente. Los ojos de la chica, muy abiertos, temían apartarse del cristal y afrontar una soledad evidente.
–¿Qué queréis de mí? –articuló en un susurro.
Las tres Hadas alzaron el mentón, sin pronunciar palabra. O así lo imaginó la chica; no pudo darles un discurso, pero sí un gesto digno y desafiante, desprovisto de lágrimas como las que empañaban sus ojos. El caso es que ninguna concretó una petición, pues las Hadas se encargan de cumplir deseos, no de exigirlos.
A pesar de que acababa de escribir un protocolo muy conveniente para este ansiado reencuentro, Rosa se supo incapaz de pronunciar la frase prometida. De pronto le pareció egocéntrico decirle a su hermana “Estoy muy orgullosa de ti”, ya que tanto o más valioso sería que Azul lo estuviera de ella. Y un “Te quiero más de lo que eres capaz de soñar” se le antojó absurdo, cuando lo más seguro era que las tres Hadas fueran producto de una ensoñación, del delirio, del cansancio o de una melancolía putrefacta.
–¿Qué quieres tú, Rosa? –El espejo le devolvió la pregunta, aunque las Hadas permanecían mudas. Aquellos tres fantasmas carecían de deseos propios y de una cárcel corpórea. Ninguno se regodeaba en el pasado, ni disfrutaba el presente: sólo parecía interesarles el futuro, y no cualquier futuro, sino el de Rosa Grimm…, hermana del color Azul Celeste.
–Quiero que estés orgullosa de mí –dijo al reflejo que le era más querido–. Estar triste es un lujo que no me puedo permitir. No puedo seguir cruzada de brazos ni escribiendo diarios. No puedo olvidarte, y no puedo perdonar lo que ocurrió. No puedo vivir sabiendo que hay víctimas y culpables, y sin tener claro cuál es mi bando. No puedo seguir adelante sin encontrarte, sin descubrir dónde estás..., porque sé que no eres sólo un recuerdo, ¡no estoy hablando sola! ¿Por qué estás aquí? ¿Qué eres?
–Una excusa.
–¿Una excusa para qué?
–¿Qué deseas, Rosa?
***

La escalera de madera retumbó con cada paso firme, célere y marcial. La tropa al completo apartó la mirada del televisor o de la chimenea, e incluso hubo alguno que se puso en pie, movido por un respeto inusitado.
–Bella, olvida el boceto que me regalaste. Necesitamos un uniforme cómodo y práctico, algo que nos identifique y que al mismo tiempo nos ayude a pasar desapercibidos. Gretel, Hansel, trabajaréis con vuestra madre. ¿En cuánto tiempo podéis tener listo un diseño preliminar? ¡Bella, espabila! –La Modista arqueó una ceja y se llevó una mano al pecho, conteniendo con elegancia su indignación y asombro. Los mellizos abrieron los ojos como platos que ya hubieran rebañado.
–Tú, inútil –Rosa señaló ahora al Doctor Unicornio con su pluma estilográfica–: es previsible que necesitemos auxilio médico privado. Ya no podremos ir a ningún hospital, de modo que tendremos que habilitar una pequeña clínica clandestina. Haz una lista del material que necesitas y dásela a Astreo. Todo el que requiera instrumentos, munición, insumos…, que se lo avise con tiempo. Esa pequeña fortuna amasada gracias a la Astrología por fin va a tener un buen uso.
–Hija, cariño, ¿estás bien? ¿Qué te ocurre, por qué nos hablas así?
–La he visto, abuela –respondió Rosa a una Aurora boquiabierta–. A las tres, las he visto. Y vosotros las habéis escuchado, ¡están vivas en algún lugar! Nosotros las encontraremos y vengaremos…
–Si están vivas, ¿de qué tendríamos que vengarlas? –preguntó Geppetto con el corazón en un puño, entusiasmado y a la vez aterrado por las palabras de su hija.
–Armas, sistemas de defensa, autómatas, infraestructura –Tal fue la contestación de Rosa–. Quedas encargado. Y tú, Pushkin: transportes y logística; también necesitaré ayuda en cuanto a estrategia, red de contactos, captación de…
–Mira niña, relájate –comenzó el Corsario–. El que hayamos escuchado la voz de tu hermana no significa que…
–CAPTACIÓN DE MILITANTES, DISIDENTES Y MECENAS –gritó la chica con un tono que no admitía réplica, y después de hacerlo se arregló un mechón de pelo rosa que le cayó sobre la frente–. Ceni: no te obligaré a quedarte si quieres regresar a tu país, pero nos vendría de maravilla alguna preparación física. Además, puedes ayudarnos con pequeñas tareas hasta que te marches. Coge la radio, por ejemplo, e intenta sintonizar otras emisoras que puedan darnos una idea del paradero del trío de Hadas.
La Ceni, cruzada de brazos, tuvo que deshacer el nudo para enjugarse las lágrimas. Se dio media vuelta, y al pasar junto a Pushkin y Geppetto no pudo reprimir un comentario hiriente, aunque al menos sí moderó su volumen para no tensar aún más la situación: “Os dije que era una mala idea, pero ninguno de los dos me hizo caso”. Los osos se miraron con ojos en los que era imposible decantar la emoción del pánico.
–La he visto, las he visto a las tres –declaró Rosa en su tono de voz más autoritario–. Todos queremos reencontrarnos con ellas, y hacer justicia, y salvar a Heliópolis. Es nuestro deseo común y una obligación. Así que preparad las maletas, porque vamos a cambiar el Mundo…, o saldremos de viaje por la puerta grande, para no volver jamás a casa.
La historia continúa en
Heliópolis: La Travesía del Arcoíris

Comentarios

Teresa Cos ha dicho que…
Esto comienza y sigue sonando espectacular...... a ver a donde nos conduce.....
Polassar ha dicho que…
Esto promete, Galileo, ya nos dejas con la miel en los labios. ¿Qué viene ahora? ¿Alguna pista para los ansiosos?
Galileo Campanella ha dicho que…
¡El texto ya está lleno de pistas! Las más importantes están en el primer párrafo y en el penúltimo...
Anónimo ha dicho que…
Hola Galileo soy Tai,
todos los 8+1 estamos impacientes por leer la siguiente parte.
Galileo Campanella ha dicho que…
¡Cada día queda menos, Tai! Si os tranquiliza saberlo, ahora mismo estoy escribiendo..., aunque no se trata de la secuela. Primero debo acabar otra cosa, la historia de un personaje que tiene mucho que ver contigo... ¿Recuerdas tu disfraz el día en que nos conocimos? :-)
Mr sadness ha dicho que…
Saludos Galileo Campanella. Hoy por fín terminé de leer tu relato al que llegué por casualidad... o no.

Decidí convertirme en uno de esos militantes, disidentes y MECENAS después de la lectura del prólogo, y hoy puedo asegurar que fue una decisión más que acertada. En mi mente he recreado el fantástico universo de Heliópolis y he disfrutado mucho haciéndolo, hasta la llegada del último punto.

Aun así, me consuela pensar que ese punto no era un punto y final, sino parte de unos estupendos puntos suspensivos, los cuales me incitan a pensar en las posibles futuras historias de Rosa, del enorme gatodragón y del resto de ese improvisado ejército en su determinación de cambiar su Mundo.

Por todo ello, gracias por lo vivido y muchas gracias por lo que vendrá. Un saludo.
Galileo Campanella ha dicho que…
¡Me dejas sin palabras! ¡Muchísimas gracias! Tanto por tu mecenazgo, como por haber leído mi novela y premiarla luego con tu excelente crítica.

Estoy trabajando ahora mismo en la historia de dos de sus personajes (¡muy pronto publicaré importantes novedades aquí en la página!), e inmediatamente después comenzaré con la secuela... ¡Puedes estar seguro de que aún queda "Heliópolis" para rato!

Un abrazo muy fuerte, y nuevamente, ¡muchísimas gracias!
Anónimo ha dicho que…
Hola Campanella, soy yo otra vez, dandome una vuelta por estos rumbos cada media hora para ver si por arte de magia aparece el proximo capitulo XD ... me he vuelto adicta a tu obra (lo cual te agradezco) ... y pues aprovecho para preguntarte una duda, que tal vez resulte boba, pero ahi va... cual era la aversion de Ricitos hacia los 3 osos y en algunos lados hablas de la adopcion homoparental, pero... no entiendo, los 2 de los osos tenian una relacion de pareja, o tenian una relacion sentimental de 3, o eran roomies con una relacion fraterna o que? (te dije que era una pregunta boba)

Recibe un cordial saludo
Galileo Campanella ha dicho que…
¡Hola, lectora!

Espero que no sea tu caso, pero... ¿has visto que cada capítulo tiene varias partes, verdad? No basta con seguir el índice; hay que pinchar en "Seguir leyendo" al final de cada página para leer la historia en su totalidad. Te lo digo porque hay quien sólo se ha paseado por la primera página de cada capítulo, haciendo click en los títulos del índice...

La relación de los tres señores osos era sentimental, y entre los tres decidieron adoptar a Ricitos. La aversión de la niña..., bueno, se debe en gran medida al carácter de Rosa. Alguien que desea un poco de normalidad y orden en su vida, lo último que espera es ser adoptada por en un hogar "tan" inusual. Debería haber prevalecido su necesidad de afecto, sus ganas de paliar la soledad, pero...

Su historia también está basada en un hecho real. Soy profesor desde hace muchos años, y en una ocasión tuve de alumna a una niña muy pequeña (y muy rubia) que sentía una odio / terror visceral y completamente infundado hacia mí, sólo porque tenía barba.

¡Imagínate si esa niña hubiera sido adoptada por los tres osos! Bueno, no hace falta que lo imagines: puedes leerlo en "Heliópolis"...

Por cierto, la novela acaba definitivamente en el Epílogo II. Estoy preparando la secuela, que los mecenas de la 1º edición impresa de "El Blues" podrán leer en exclusiva. Sin embargo, estoy planteándome que también puedan acceder a él otros lectores bajo suscripción... ¡Te mantendré informada!
Lorenzo Roal ha dicho que…
¿Sabe usted, señor Campanella, que voy a ser maestro en un futuro (bastante incierto en estas circunstancias)? Su libro cumple sin duda con los fines pedagógicos más elementales. Por ejemplo, y sobre todo, el educar en las diferencias, que es muy importante, más aún en los tiempos que corren.
Además contiene muchos y muy buenos recursos literarios y referencias increíblemente sutiles y exquisitas.

Con todo esto quiero decir que me ha encantado. Es una historia increíble y muy empática. Tengo unas ganas terribles de vengarme del príncipe Iván, que si por sus actos fuera, sería de todo menos príncipe. ¿Y quién no ha soñado de pequeño poder volar libremente?

En cuanto se publique en papel viajará directo a mi biblioteca personal. Y sin duda, será una lectura que usaré en mis clases.

Espero con ansia las otras dos novelas.

Su más sincero admirador,
LR
Galileo Campanella ha dicho que…
¡Muchísimas gracias, Lawrence!

Me alegra saber que te ha gustado la novela, y que has encontrado en ella suficientes motivos como para compartirla con tus futuros alumnos. ¡Pocas cosas pueden hacer más feliz a un escritor!

Voy a navegar por tus blogs y tus escritos. Gracias a la publicación online de "Heliópolis" he conocido a una gran amiga, también escritora, que me abrió las puertas de su casa y de un círculo de nueve niños (once, contándola a ella y a su esposo) que son uno de mis motores para seguir escribiendo sobre Rosa Grimm. ¡Como verás, estoy entusiasmado de pensar que puede repetirse la historia contigo!

Una vez más, muchísimas gracias por tu excelente crítica. La novela llegará a las librerías en septiembre de la mano de Editorial Stonewall, pero sigo trabajando en ella. Hoy han comenzado las galeradas, y desde hace una semana tengo en mi poder la ilustración de la portada. ¡Es muy emocionante todo este proceso! Tanto, que ya tengo ganas de comenzar con la secuela...

Un abrazo :-)
Anónimo ha dicho que…
hola que tal te comento que me he hechado tu libro en una semana jeje que por su culpa e descuidado un poko la escuela lo que yo quiero preguntarte acerca de el libro. ese es el final?
va a salir otro capitulo???
o el final completo tendremos que comprar el libro?

Galileo Campanella ha dicho que…
Hola, y disculpa la tardanza en contestarte.

De hecho, el libro acaba en el primer epílogo. El Epílogo II es un pequeño capítulo para introducir la segunda parte de la historia, "Heliópolis: La Travesía del Arcoíris", que iré publicando poco a poco en Internet. Sin embargo, para poder leerla, tienes que ser mecenas del proyecto. Encontrarás más información en el apartado "La Travesía" de esta misma página.

Si compras el libro, lo que encontrarás es "Heliópolis: El Tango del Hada Roja": un relato que cuenta la historia de Rubí, y que complementa a "Heliópolis: El Vals del Hada Verde". Este otro relato puede conseguirse en tiendas online, y forma parte del recopilatorio "Nocturnabilia: Relatos de Stonewall 2012".

¡Espero haber aclarado tus dudas!
Unknown ha dicho que…
Me ha enganchado la novela desde el principio. Tanto que me la leí en dos días jejeje... Una lástima no poder contar con los medios para ser una mecena de la Travesía del Arcoíris. Sin embargo, espero poder algún día encontrar tus libros en alguna estantería de Venezuela para poder saber qué pasa con Rosa y compañía (y también para saber al príncipe castigado por su tan tachable conducta).

Espero saber más de esta trama pronto!